La primavera adelantá con delantales lúgubres de frío. Verdean cáscaras los pícaros, dóciles al sueño del día. Escondiéndose están María y sus hábiles secuelas húmedas y frívolas en un baúl arañado de "ya no más".
Impávidos reproches aúllan dolientes sábanas, ardientes cítaras y ciegos móviles sin monodía acompañada. No hay más frío, ni más sol, ya casi no hay nada.
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Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina, y baile sin orquesta
y ramos de rosas con espinas.
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Primavera ven y cúrame el invierno