miércoles, 6 de enero de 2010

Una es darse la vuelta... la otra, darle la vuelta al mundo


Ella, pálida,
agita azules montes en la noche
y se repliega en blancas alfombras
cuando duerme.
.
Ella, lejos,
se ríe con dos caras de todos nosotros
y se besa a sí misma,
consumiéndose.
Creyendo que no puede sufrir de envidia.
.
Ella, triste,
se columpia en retales húmedos
y fríos como esta cama,
que llora demasiado pronto
___—no nos queda casi nada—
.
Ella, sola,
alza el cuello majestuosa
y le sopla la luz a las farolas
cegando insomnios semanales,
robando alientos.
.
Ella, humilde,
se desenreda las espinas
y las siembra en los molinos
enharinando arenas de nieve,
fruto de la corteza inerte
en cuyos surcos te has perdido.
.
Y reposa, divertida
observándote aún con vida,
con un brillo demente en los actos.
.

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Como un niño con una lupa
que juega a matar hormigas.
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( 8 )
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“Nunca sabes distinguir si es invierno o verano,
si yo me hago daño, cariño, tu no sales ileso”

4 comentarios:

Lady Day dijo...

Me gusta que estés escribiendo aunque sea un poquitín lejos (bah, escribe, que luego con los esquíes te me lesionas...).

La Luna, tú y yo expectantes a que pase algún poeta o baje un platillo volante...


Vuelve ya.
Y que sepas que has conseguido engancharme a Pablo Moro (otro cantautor más, lo que me faltaba, rubia).

Lady-maripo-beso (espero el de gusano)

[H/C]--(S) dijo...

Maravillosa.

De principio a fin.


Cuento las horas^^

Lady Day dijo...

¿Un canadiense? ¿Qué diría un canadiense?

Me he perdido.

Coles dijo...

Muchas gracias & me alegro de que te guste, Patito de mi corazón.