lunes, 26 de julio de 2010

Maga

Entonces…
cuando la retama devore los tobillos,
luego las rodillas,
los vientres,
las caderas inertes
de distancia
(y aferre en años,
lustros
pasado mañana)
todo tan lleno de hierba,
tan tibio,
como una infancia tardía
o prematura vejez;
entonces,
¿huirán los erizos?

Caeremos en esmeraldas que son soles
que danzan solos y descalzos.
Tan poco fango
y tantas ciudades.

Buscaremos más arena en los portales
de palabras en negrita.

Talarán muñones autobuses
y una corona de plástico del chino.
O una azotea con luz verde
y amaneceres
y constelaciones.
Con canciones que paren mariposas
como flores horarias.

Dará un vuelco, (la vida)
donde las interrogaciones se meterán en los armarios
y vestiremos calor y sed
y cosas bonitas;
dónde irá la duda
ya con camisa de fuerza:

Nos envidiarán los cíclopes
Hablarán las farolas con las papeleras
Seremos perennes como espinas
Se suicidará el calendario en otro bolsillo.

Sólo será un sueño dulce
durmiendo en un colchón de pinchos.


( 8 )

(La modificaré)

2 comentarios:

Lady Day dijo...

Los erizos nunca huyen, pase lo que pase, porque sus púas siempre les defenderán.
Disfruta mientras puedas de esa retama que devora los tobillos y los corazones.

(me encanta esta poesía)

Jezabel Montenegro dijo...

Y yo pq no te había leído todavía?
Me gustas,
besos