miércoles, 24 de noviembre de 2010

Finjamos que nada nos puede hacer daño



Un poco de calor eléctrico
para este invierno que no ha empezado.
Por qué tengo siempre las manos tan frías
con todo lo que te quiero.

es conocerte
aprenderme tu olor
Es una bendición del cielo nuevo
sobre las ruinas de otra ciudad.

Verde la sangre pero feliz.
Saber que no sé nada
y no me importa
(creo)
¿Creo?
Soy creyente y mientes como nadie,
pero hoy no te has puesto la gabardina
y va a llover.

Sois la cuerda trenzada
la sutileza de las peticiones,
cuero negro y roto
como metáfora de metáfora.


Como todo.



( 8 )

.

.

.

.

.

.

.

.

.


.

.

.

.

.


No te acostumbres, así siempre te pilla desprevenido y siempre sientes el cosquilleo que te alegra el día, o el sopetón del 'no me lo esperaba', como una calada de vida o un pensamiento similar a 'pero qué bonita eres, coño', sabes entonces que es mutuo y se te pone la sonrisa de idiota por dentro, seguro, suena como los abrazos a distancia o besos con lluvia, según cómo se tercie. Te sientes pequeño y estás a gusto.

Y para qué engañarnos... esa sensación está de p*ta madre

domingo, 7 de noviembre de 2010

viernes, 5 de noviembre de 2010

¿A qué huele la sangre?


¿Sabe a metal la boca del estómago?
Pero todo huele a esponjas húmedas
si muerdes sangre.
.
Y estos ojos azules de juventud preñada.
El hierro en las uñas afiladas
con leones y restaurantes abiertos tres siglos.
.
.
(Yo también la echo de menos.
Cómo recitaba las eses
y presumía de marfiles alineados
como constelaciones
en nacionalismos que se hacen trenzas
negras
como los lunares prohibidos.
.
Dónde estás.)
.
.
¿Y ahora?
Ésta pone los ojos así
cuando habla de soledad, muerte y locura.
.
Insultante otoño
del rojo granada y marrón esparto.
Pero todavía estamos verdes
y nos ahoga el plomo de batallas naturales
perdidas
que nacerán mañana.
.
.
( 8 )
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Por lo demás no ha cambiado nada, pero nada sigue igual.