Ya no hay charcos tuyos.
Hace meses que no llueven
interrogaciones.
Se agotaron las capuchas,
enzarzaban suspiros con disimulos
y mentiras piadosas.
.
No hay charcos, no.
Ni humedades en un techo
que ya han pintado
de violáceo
a base de errores…
y de caricias…
.
Del color que a ti te falta.
.
Hace meses que no llueven
interrogaciones.
Se agotaron las capuchas,
enzarzaban suspiros con disimulos
y mentiras piadosas.
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No hay charcos, no.
Ni humedades en un techo
que ya han pintado
de violáceo
a base de errores…
y de caricias…
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Del color que a ti te falta.
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No hay sudor
frío, que surca espaldas
ni cálido, que duerme en colchones.
.
No hay vapor, no.
Ni nieve en los tejados,
ni una gota de saliva en los labios.
.
Escóndete en otra ciudad
de mismo nombre…
pero que no te duela tanto
como esta que te exilia
hasta su propio suicidio
por desertización anticipada.
No hay sudor
frío, que surca espaldas
ni cálido, que duerme en colchones.
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No hay vapor, no.
Ni nieve en los tejados,
ni una gota de saliva en los labios.
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Escóndete en otra ciudad
de mismo nombre…
pero que no te duela tanto
como esta que te exilia
hasta su propio suicidio
por desertización anticipada.
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( 8 )
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Como las ballenas. Las viejas ballenas a las que sus propios hijos traen hasta aquí con engaños porque así, piensan, pueden seguir ellas adelante.
"¡Hasta mañana!" Les dijeron... pero no habrá hasta mañana.
Se secarán en la orilla hasta arrugar y morir... y todavía.. el último recuerdo.. será para sus ballenatos.